La escasa oferta de pisos en alquiler en Cataluña se debe, entre otros, a que muchos propietarios ya no quieren alquilar
La escasa oferta de pisos en alquiler, especialmente en Cataluña, tiene muchas aristas y una de sus causas podría ser el hecho de que muchos propietarios prefieren no poner sus viviendas en alquiler por miedo a la inquiocupación, entre otros.
M.G.P. es un ejemplo, tiene una segunda residencia en Vallirana, Barcelona, que puso en alquiler hace unos años y sus inquilinos dejaron de pagar al paso de un tiempo. Por suerte no tuvo que denunciar, los inquilinos se fueron pasados meses, pero no recuperó el dinero del alquiler, y tuvo destrozos en la vivienda que tuvo que reparar. Desde entonces no lo ha vuelto a alquilar y sus hijos se ocupan ahora del mantenimiento de la casa durante fines de semana y vacaciones. “Demasiados dolores de cabeza, prefiero seguridad y tranquilidad”, comenta el propietario.
No es un hecho aislado, cada vez son más las personas que no saben qué hacer con sus propiedades y algunos las venden antes que alquilar. Francesc Quintana, CEO de Vivendex, cree que, en general, en España la mayoría de propietarios son pequeños ahorradores, “no es un mercado donde gran parte del stock de alquiler está en manos de fondos de inversión, etc. como pasa en otros países como Alemania, donde gran parte del producto está en manos de fondos, que son profesionales que gestionan el alquiler, para lo bueno y para lo malo”.
El principal problema es, para el experto, que no hay una gran cartera profesionalizada con un actor que pueda ser referente a la hora de tener interlocución con el Gobierno. “Este conjunto de propietarios está muy atomizado, y no están nada unidos en ninguna parte, y no hay nadie que, entre comillas, defienda sus intereses. Han salido asociaciones, pero nada funcional”.
Esto hace que los propietarios tengan la sensación de que toda la carga sobre la vivienda y su problemática, que es evidente y todo el mundo las reconoce, recae sobre ellos “se sienten indefensos a la hora de defender sus derechos y se les ha demonizando por tener una o dos viviendas”. Y los propietarios quieren garantías.
Para Carles Sala, portavoz de los API en Cataluña, las políticas públicas de vivienda hacen que parezca que los propietarios son los responsables del tema de la vivienda, “cuando la responsabilidad es de la Administración”.
No poner los recursos económicos suficientes para hacer políticas públicas de vivienda es una razón. Pues hay ámbitos tan importantes como la salud o la educación, que al menos en el debate político aparecen en primera línea. “Proporcionalmente, hay más recursos en esto que los dedicados a vivienda, donde estamos en el vagón de cola a nivel europeo en cuanto a recursos económicos”.
Disminución de la rotación y la oferta de alquiler
El miedo hace que cada vez haya menos viviendas en alquiler, menos rotación y la oferta se reduce, siendo un problema para quienes necesitan alquilar. “Efectivamente, detectamos que hay un descenso de la oferta de alquiler. Estamos viviendo un proceso paralelo al que ya detectamos en el año 2020 con la aprobación de la ley catalana”, destaca Carles Sala, portavoz de los API en Cataluña.
Según Sala, cuando hay actuaciones de control de renta, nuevas limitaciones o mecanismos regulatorios de desequilibrio entre las partes en un contrato de arrendamiento, dificultades en la recuperación de la posesión de una vivienda arrendada..., quien vive de alquiler, a corto y medio plazo ve una serie de ventajas y normalmente se estabiliza y bajan las rentas del alquiler, “pero una consecuencia también directa es la disminución de la oferta”.
Según el portavoz de los API, es muy difícil para la persona que está viviendo de alquiler que cambie de piso. Y esta disminución de la rotación hace también que se vea menos oferta, “porque hoy en día ha desaparecido -y ya pasó en 2020- aquel ahorrador que compra una vivienda para ponerla en alquiler, o aquella familia que recibe una vivienda en herencia y la pone en alquiler. Más que tener miedo, es no querer tener problemas”.
La sensación de las dificultades que aparecen a la hora de poner un piso en alquiler es importante y, por lo tanto, “no nos debe extrañar que, en este momento, en los ámbitos residenciales en que hay una altísima demanda de vivienda de alquiler pasa esto”, responde Sala.
La interlocución con el Gobierno no es suficiente
Para paliar estos problemas y en general el difícil acceso a la vivienda en este momento, los agentes están en contacto directo con la administración del Gobierno, pero la sensación es que “no nos escuchan”, según Quintana.
Como tesorero de la Asociación de Inmobiliarios de Cataluña (AIC), Francesc Quintana avanza que intentan tener interlocución con los gobiernos y con las fuerzas sociales para que entiendan que el tema del alquiler es un problema que va a peor, “y sólo estamos al principio de todo”.
Comenta Quintana que se sienten como “si fuéramos nosotros los que sólo miramos por los intereses de los propietarios. No se dan cuenta de que, de alguna manera, o compensamos estos derechos y obligaciones entre las partes, o esto no fluirá. Hay muchos propietarios que si le preguntas: ¿qué prefieres, subir el precio o tener seguridad?, te responden tener seguridad”.
Los propietarios que, de momento, tienen sus pisos alquilados prefieren mantener precios y no subirlos antes de que un buen inquilino se marche, también ocurre lo contrario. Según Quintana, “conozco a muchísima gente que no subió el precio del alquiler por tener inquilinos de hace muchos años y buenos pagadores, y ahora se encuentran que no pueden actualizar la renta, y que tienen un precio del alquiler absolutamente desactualizado”.
La difícil solución al problema del alquiler en Cataluña
Los APIS tienen claro que las soluciones son complicadas de llevar a cabo. “Pedimos luces largas, es decir, no hacer demagogia, no hacer populismo, no intentar hacer creer a la gente que regular el alquiler de temporada haga que existan muchas más viviendas de alquiler de larga duración. El problema es grande, y no es un problema que tengamos solo aquí en Cataluña, es un problema de alcance mundial”, comenta Carles Sala.
El experto cree que la concentración de población en ámbitos densificados, en ámbitos metropolitanos es una tendencia que sigue imparable. Hubo el espejismo de la pandemia, en que se pensó ir a vivir a un pueblo, “necesitábamos espacio libre, necesitábamos poder respirar... pero no ha sido real, todo el mundo quiere vivir en zonas muy densificadas. Las hay que pueden crecer "lateralmente" y zonas, como por ejemplo Barcelona y alrededores, que tienen las limitaciones geográficas y orográficas”. Por lo tanto, aquí hay una situación muy difícil de resolver, pero que se tiene que poder paliar.
Para Sala, en los últimos 40 años en España ha habido ocho leyes de educación, y cuando cambias la ley de educación y cambias el currículum escolar, lo aplicas de un año para otro. “Cuando cambias una ley de vivienda, una normativa de vivienda, entre que alguien se plantea construir un edificio residencial y éste se acaba, a lo mejor han pasado cuatro o cinco años. No puedes ir cambiando constantemente las reglas del juego”.
Sala ve una posible solución en un pacto transversal. “No puede ser que se propongan normas y solo se traten las propuestas de una de las partes. Hace falta un pacto transversal, escuchar a todo el mundo, hacer caso a la evidencia científica y, por lo tanto, hay mucho trabajo por delante, y no, no vamos por el buen camino”.
La Administración se juega el dinero de todos, “pero un promotor privado necesita una financiación, que tendrá que venir de la banca comercial o de un fondo de inversión, pero para jugarse los recursos que pueda obtener debe tener claro que mínimamente hay una consistencia jurídica, una consistencia de que la oportunidad de hacer determinadas operaciones en el ámbito inmobiliario o residencial, no le haga perder dinero”.
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